La justicia social y el movimiento obrero. La tensa situación creada por el cardenismo entre los capitales mexicanos se reflejó en los primeros momentos del sexenio de Ávila Camacho. Los empresarios pedían fuera reprimida toda manifestación obrera que pusiera en peligro el desarrollo de la industria, y se oponían principalmente a que los sindicatos intervinieran en asuntos políticos.
El gobierno de Ávila Camacho, que tendía hacia la consolidación, la unidad nacional y el fomento a la industrialización, hubo de dedicarse necesariamente a limar las asperezas entre patrones y obreros y, cuando llegó a darse un conflicto, mostró mayor dureza hacia los trabajadores.
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